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Blog   /  Desarrollo Humano   /   La Indiferencia Social

Diferentes estudios e investigaciones han demostrado que el estrés es una moneda de doble cara. Un lado de la moneda nos muestra beneficios y el otro lado muestra un panorama aterrador, y de no ser controlado, se puede convertir en la sombra de la muerte o como lo he leído en muchos artículos, se puede convertir en un asesino silencioso.

 

En 1994 la Organización Mundial de la Salud declaró al estrés como un conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al cuerpo para sobrevivir, es decir, cuando estamos sometidos a estímulos que nos indican que es necesario estar alertas o en un extremo, que nos indiquen que estamos en peligro, entonces nuestro organismo activa una señal de alerta la cuál conocemos como estrés.

 

Gracias a esta señal de alarma es que somos capaces de tomar acción bajo determinados estímulos en respuesta a un proceso adaptativo, de defensa o ataque, en pocas palabras, despierta automáticamente un instinto de supervivencia y conservación del bienestar físico y emocional.

 

Para identificar las caras de cada uno de los lados de la moneda es importante conocer los tipos de estrés que se han logrado detectar:

 

Eustrés: Mejor conocido como estrés positivo el cuál esta relacionado con la dopamina (la hormona de la felicidad). Gracias a este neurotransmisor es que podemos experimentar sensaciones de placer, activar nuestra actividad motora, motivarnos y movernos hacia la búsqueda de recompensas que nos hagan sentir únicos e importantes. Podemos experimentar un aumento de respuestas optimas que eleven nuestro rendimiento y productividad así como estimularnos a movernos de nuestra zona de comodidad.

 

Distrés: Se le conoce como estrés negativo y se encuentra relacionado con la producción de cortisol (hormona producida en las glándulas supra renales y que funciona como neurotransmisor en nuestro cerebro). Esta hormona es producida bajo estímulos de estrés de mayor densidad, es decir, cuando llegamos a experimentar momentos de frustración, enojo o ansiedad.

 

Seguramente te estás preguntando, ¿que beneficios podría tener esta hormona?. La buena noticia es que en realidad tiene grandes beneficios ya que el cortisol es el que se encarga de mantenerte despierto, alerta y activo.

 

Cabe mencionar una investigación realizada por la Escuela de Medicina de Harvard con apoyo del Hospital McLean en donde lograron obtener resultados en diferentes personas obteniendo niveles de hiper-respuesta, respuesta moderada y respuesta leve en la segregación inducida del cortisol, encontrando que la hiper respuesta y la respuesta leve guardan una relación negativa; sin embargo, la respuesta moderada es el punto de equilibro y beneficio para las personas. El hallazgo fue publicado el 16 de agosto del 2017 a través del “The Journal of Neurosciencie”.

 

Gracias a estas investigaciones podemos inferir que es imprescindible hacer conciencia sobre los estados emocionales a los que nos sometemos de manera constante ya que está comprobado que las personas hoy en día permanecen más tiempo del lado del distrés.

 

Ahora bien, ¿ cuáles son las causas que generan este estrés negativo ?. Primero terminemos de entender que el estrés por si sólo no es malo, sino todo lo contrario, el verdadero problema comienza cuando sometemos a nuestro organismo a niveles de estrés elevados y recurrentes.

 

Para entender con mayor profundidad este fenómeno, me gustaría compartir con ustedes la teoría que desarrolló el médico y Neurocientífico Paul MacLean acerca del cerebro triuno. MacLean refiere su teoría a tres cerebros, con características específicas cada uno:

 

  • Cerebro Reptiliano: en donde propone se desarrollan todas nuestras conductas instintivas y de supervivencia,  como es comer, mantenerse alerta, la territorialidad, huir, reproducirse, etc.

  • Cerebro límbico: Un cerebro en donde habitan o se desarrollan todas nuestras emociones. Lo podemos llamar el sistema nervioso emocional.

  • Neocórtex o cerebro racional: Aquí nos encontramos con la parte de mayor evolución, la zona en donde pensamos, analizamos, toma de decisiones, capacidades intelectuales, lógicas, de autoconciencia, reflexión y organización.

 

El punto relevante se encuentra en compartir con ustedes el funcionamiento del cerebro Reptiliano que es el que se encuentra relacionado principalmente en la emisión constante de alertas de pánico que generan grandes cantidades de cortisol.

 

Los seres humanos operamos el 85% de nuestro tiempo sobre el cerebro reptiliano,  esto quiere decir que ejecutamos conducta para sobrevivir, es decir, para satisfacer nuestras necesidades más instintivas y básicas.

 

Por otro lado el padre del Psicoanálisis “Sigmund Freud”, propuso que el 85% de la conducta humana se ejecuta de manera inconsciente... ¡¡válgame!!. Si nos ponemos a analizar, esto quiere decir que si operamos la mayor parte del tiempo en el cerebro reptiliano, y además nuestra conducta es 85% inconsciente, le estamos dejando al cerebro primitivo tomar acciones inconscientes solo para satisfacer necesidades básicas; además este cerebro primitivo opera en dos polaridades, uno de sus polos se activa desde el amor y el otro polo se activa desde el miedo, ¿en cuál de los polos te imaginas que opera más la gente?, así es ¡¡adivinos!!, operamos más en el miedo.

 

¿Te suenan familiares estos miedos?... Miedo a la muerte, al fracaso, al rechazo, a la crítica, a la pobreza, a hablar en publico y hasta en privado, a la enfermedad, a perder el amor, por mencionarte algunos, ¿a donde quiero llegar con todo esto?. Bueno pues ponte a pensar que cada vez que creas pensamientos de miedo o alerta, sean o no reales las circunstancias, tu cerebro enciende tu alerta (estrés) y todo tu cuerpo (células, energía, enfoque, etc.) se ponen en modo huir, defenderse, atacar o adaptarse y comienzas a segregar grandes cantidades de cortisol.

 

Durante más de 15 años he recibido pacientes que llegan al consultorio con una gran cantidad de demonios o miedos que ni siquiera existen en su vida, pero que para su cerebro es una realidad. Por ejemplo, juega conmigo: Quiero que imagines un limón en tu mano, observa tu mano y tu limón. Imagínalos... Ahora toma un cuchillo (imaginario) y pártelo, ¿Listo?, ahora toma una mitad y hazla a un lado  y ahora abre tu boca pon el medio limón y ¡¡exprímelo!!. Si acabas de salivar es que hiciste muy bien el ejercicio, pero ahora dime ¿porqué?. La razón es muy simple, tu cerebro no sabe distinguir entre realidad y fantasía, el estaba consciente de recibir acido en la boca y mando la señal a las papilas gustativas para protegerse del ácido con la saliva.

 

Quiero ponerte en conciencia de tu modo de actuar y pensar, de lo que siembras en tu mente a diario que pudiera estar encendiendo el botón de alerta e intoxicar constantemente tu organismo con grandes cantidades de cortisol.

 

La ciencia ha comprobado que las consecuencias por la segregación de esta sustancia en grandes cantidades y de forma constante pueden potenciar enfermedades crónico degenerativas como hipertensión, diabetes, depresión, etc. Los síntomas que se pueden presentar por el exceso de cortisol son: pérdida de memoria, problemas de concentración, pensamientos que producen preocupación constante y percibe solo lo negativo... cambios de humor y agitación, cambios en hábitos, conductas irresponsables, dolores de cabeza, mareos, estreñimiento, náuseas, dolor de pecho, aumento de tasa cardíaca y frecuencia respiratoria, etc.

 

El control y la disminución del cortisol no es algo tan sencillo de lograr, pero existen formas de ayudar a tu cuerpo a lograrlo como es la meditación, el inicio de procesos psicoterapéuticos, el ejercicio, una mejor alimentación, la capacidad del control emocional, reducir o eliminar el consumo de sustancias tóxicas, así como personas tóxicas, y sobre todo, trabajar mucho en una autoestima positiva y elevada.

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Por: Omar Cortés

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