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Blog   /  Padres que Educan con Amor   /   ¿ Como Potenciar el Coeficiente Emocional de...

Cuando un ser humano llega al mundo, literalmente lo hace como si fuera una página en blanco. Y son cada una de las experiencias que comienza a vivir día con día las que van escribiendo un sin fin de aprendizajes y memorias con el pasar de su vida.

 

Las personas percibimos el mundo a través de nuestros sentidos: vista, olfato, gusto, oído y tacto. Millones de estímulos son percibidos los 365 días del año, generando en nosotros una infinita cantidad de aprendizajes edificados a través de las vías sinápticas, es decir, la unión del maravilloso mundo de nuestras neuronas. Así mismo, estos aprendizajes y experiencias detonan todas nuestras creencias y éstas, a su vez, generan emociones que impulsan las acciones que terminan en un sinnúmero de vivencias.

Partiendo de estos conceptos me gustaría preguntarte: ¿Tienes hijos en casa que desobedecen?, ¿Hijos que acostumbran a hacer berrinches?, ¿Hijos muy enojones o gritones?, ¿Hijos que suelen insultar o golpear a los demás?

 

Es muy probable que tras estas eventualidades te preguntes una y otra vez, ¿Porqué mi hijo me salió así?.

 

Déjame decirte, mamita o papito, que el temperamento o descontrol emocional de tu(s) hijo(s) no es mala suerte que te haya tocado a ti, o que hayas llegado tarde a la rifa, ni siquiera es el tema de alguna especie de castigo divido.

 

Gran parte de las razones por las cuáles tu hijo o hija se muestran tan iracundos es porque no les ayudas a potenciar su coeficiente emocional.

 

Así es, de la misma forma como todos contamos con un coeficiente intelectual, también todo ser humano cuenta con un coeficiente emocional, el cual, con un buen desarrollo, nos permite tener el control sobre nuestras emociones y no nuestras emociones sobre nosotros.

 

Y la otra razón es porque tus hijos podrían estar viviendo en medio de estímulos de mucha agresión, peleas, insultos, gritos, etc., es decir, su medio ambiente es muy tóxico. La idea es construir un ambiente nutricio y que éste sea propicio para que se desarrolle adecuadamente su coeficiente emocional.

 

Así es que papitos, si lo que desean es tener hijos felices, ustedes los pueden ayudar potenciando adecuadamente su coeficiente emocional de la siguiente manera:

 

El primer paso es reconocer si tú tienes problemas de control emocional y trabajar a diario sobre ese tema. ¿Cómo podrías ayudar a tus hijos a potenciar su coeficiente emocional si tú no logras controlar tus emociones?. Importante pregunta, ¿no crees?

 

Como padres no solo deseamos la felicidad de nuestros hijos, sino que deseamos que tengan lo mejor: buenos juguetes, que vayan a un buen colegio, viajes, grandes regalos, etc. Sin embargo, todo esto que acabo de mencionar son solo cosas materiales y en muchos casos los padres quieren compensar con cosas materiales su ausencia y falta de capacidad para educarlos correctamente, creyendo que eso los hará felices o les dará una buena educación.

 

Lamentablemente no es así papitos, el mejor regalo que les pueden no solo dar, sino heredar a sus hijos, es su presencia, llenarlos de afecto y un interés dirigido a enseñarles cómo pueden identificar todo lo que sienten y perciben a su alrededor. Ellos deben entender que el valor más grande se encuentra en el núcleo familiar.

 

Así es que entendamos primero que coeficiente o inteligencia emocional, como le llama Daniel Goleman _ autor del libro “Inteligencia Emocional” _ es la capacidad de todo ser humano de controlar sus emociones.

 

Algunos de los grandes beneficios del potencial para el desarrollo del coeficiente emocional son:

 

  • Capacidad de enfrentar y solucionar problemas.

  • Mayor claridad y enfoque mental.

  • Desarrollo de una actitud mental positiva.

  • Son personas que mantienen una extraordinaria salud física y mental.

  • Se relacionan efectivamente con las demás personas.

  • Empatizan adecuadamente con las emociones de los demás.

  • Capacidad de resiliencia superior a los demás

 

Evidentemente, si una persona tiene un coeficiente emocional poco desarrollado, sus resultados son todo lo contrario a esos beneficios.

 

El primer paso para elevar este potencial en tus hijos es que los ayudes a identificar adecuadamente lo que sienten, es decir, que hagan asociaciones entre sus sentimientos y el entorno que los rodea.

 

Por ejemplo: cuando están viendo su programa o caricatura favoritos, jueguen a identificar las emociones de los personajes; también puedes hacer este ejercicio cuando les lees un cuento. Permite que él te diga qué emociones están experimentando los personajes del cuento y, de ser posible, que te hable de las ventajas y desventajas de lo que están sintiendo.

 

Explícales que tener ciertos sentimientos no es nada malo. Háblales acerca del enojo, la tristeza, el miedo, la alegría y otras emociones.

 

Es indispensable que tus hijos aprendan a reconocerlas, pero sobre todo, que sean capaces de controlarlas cuando se hagan presentes en su vida. Ser un padre que educa con amor te permitirá hacerle ver todos sus logros, y esto les ayudará a que se den cuenta de que pueden controlar lo que sucede dentro de ellos, identificar si sienten tristeza, enojo, angustia, frustración o ansiedad y cómo mitigar esas sensaciones.

 

Enséñales que a pesar de esas emociones, todo lo que les pasa o sienten puede acarrear cosas positivas en su vida; recuerda que crisis es crecimiento. Diles a tus hijos sobre su capacidad intelectual, es decir, fortalece su inteligencia para llenarlos de seguridad.

 

Trata de evitar las siguientes conductas con tus hijos, pues éstas les impiden potenciar su coeficiente emocional:

 

  • No minimices sus emociones: permíteles vivir lo que sienten, por más absurdo que te parezca. El mundo interno de ellos es muy diferente al tuyo.

  • Nunca les llames la atención si estas con carga emocional negativa: los niños nos visualizan como un ser enorme. ¿Te imaginas si te acercas a ellos enojado (a)?. Ellos creen que te los vas a comer o hasta matar.

  • No los etiquetes: con frecuencia los padres cometen el error de decirles "llorón", "berrinchudo", "menso", "tonto", "inútil", "enojón", etc.

      Lo único que estás provocando es que al ponerles una etiqueta, con el paso del tiempo terminarán creyendo que eso es lo        que son.

  • Si hicieron algo malo no los aísles: es común que cuando los hijos hacen algo malo y las cosas se salen de control, al momento de querer corregir, los papás terminan mandándolos a su habitación como castigo por lo que hicieron sin haber explicado lo que esta pasando, sin contener sus emociones con amor. Estando solos en su habitación con esa carga emocional no encuentran el punto de apoyo para poderse controlar e inevitablemente su autoestima se comienza a deteriorar.

 

Daniel Goleman nos habla de 5 grandes pilares para el desarrollo del potencial del coeficiente emocional. Desarrollar estos pilares en una etapa temprana es garantizar mayor seguridad y armonía para toda la vida:

 

  1. Autoconocimiento: conocerte y reconocerte es un ejercicio de gran dificultad, pero cuando lo desarrollamos desde pequeños sabremos reconocer qué es lo que sucede dentro de nosotros. Ayudar a tus hijos a identificar sus emociones y vivirlas tal y como son les permitirá saber cómo controlarse, pero esto sucederá solo si son capaces de conocerse en plenitud.

 

Es muy  común  que   los  hijos  se  frustren cuando  en los  video juegos  no  pueden  vencer un obstáculo y pierden; es  ahí cuando los puedes ayudar a identificar lo que sienten y explicarles que no pasada nada, fomentar en ellos que lo intenten otra vez y sigan adelante.

Muchas veces  podrán  identificar  la  emoción,  pero  no  sabrán  qué  hacer  con ella;  ahí  es  cuando  sienten la necesidad de  hacer  catarsis pero lo hacen de una forma negativa como es gritar, patalear o hasta pegar sin medir consecuencias.

Enseñarles que se pueden desahogar es importante, pero existen los lugares y momentos adecuados para hacerlo. Se  vale sentir ira,  coraje  o  frustración;  eso  nos  carga de energía  y  deseamos hacerla a un lado.  Así es que háblale de los pros y contras de reaccionar de una forma inadecuada, y cómo eso lo puede convertir en una oportunidad .

 

   2. Autocontrol: el reto de enseñarles a tus hijos el autocontrol consiste en que tú seas el primero en hacerlo, ya que de lo            que tú hagas él aprenderá. La mejor manera para enseñarle a tener autocontrol es que lo apoyes a contener la emoción,   

      hacerle ver que estás ahí y lo vas a ayudar; abrázalo y habla con él, explícale la situación, hazle ver que habrá cosas que se        puedan solucionar y algunas otras no, pero que eso no implica que pierda el control.

 

Enséñale  que  de  los  errores se aprende y  nos  hacen  crecer; que  perder  el  control lo único que logrará es empeorar el problema. Déjalo que se exprese y escúchalo con atención, eso te permitirá entenderlo y así retroalimentarlo.

   3. Automotivación: Esta habilidad es indispensable para el desarrollo del autoestima. Una de las palabras que tú y yo escuchamos más cuando éramos niños fue el “No”: “No subas”, “No corras”, “No hagas”, “No puedes”, “No es para ti”, etc. y esto lo único que provoca es bajar el autoestima y convertirnos en personas inseguras.

Nuestra tarea es impulsar a nuestros hijos a que lo intenten, que aprendan a tomar riesgos, que lo hagan una y otra vez hasta que lo logren. Comienza pidiéndoles que hagan cosas sencillas, como recoger sus platos después de comer, que recojan su habitación, que practiquen juegos de destreza con un buen grado de dificultad. Ayúdalos a pensar cómo salir de un problema cuando está en ellos, que piensen en posibles soluciones. Esto les permitirá desarrollar una mente convergente.

Cada vez que hagan algo bien o mal, siempre reconócelo. Si no pueden con algo, apóyalos pero no lo hagas por ellos. No los limites por tu miedo a que les pueda pasar algo; eso solo vive en tu mente. Un padre que impulsa a sus hijos a enfrentar los retos de la vida les ayudará a desarrollar esa capacidad de automotivación.

     4. Empatía: Si te das cuenta, los tres primeros puntos son competencias internas. Una vez desarrolladas podremos trabajar hacia afuera y qué mejor que comenzar entendiendo lo que les pasa a los demás.

 

Saber identificar lo que le pasa al de enfrente les permitirá empatizar y ayudar, saber comprender la emoción del otro y ayudarlo a mitigar lo que pasa en su interior.

 

Enséñale a tus hijos cómo se puede sentir alguien si es que ellos los ofenden o lastiman; cómo se sentirían ellos si les pasara lo mismo. Trabajar también en los temas de inclusión les permitirá desarrollar esa empatía por los demás.

 

     5. Relaciones interpersonales: Y pasamos al último pilar, de hecho, saber empatizar desarrollará su habilidad de cómo llevarse bien con los demás. Enséñale a tus hijos a acercarse a las demás personas y qué tan divertido puede ser, siempre cuidando que sepa identificar al tipo de personas que buscan hacer el mal. ¡Que no se acerquen a extraños o se dejen engañar!

 

Comienza relacionándote como un gran padre o madre con ellos. Esto les brindará seguridad y confianza hacia ti.

 

En conclusión, un buen manejo de las emociones les permitirá a tus hijos no solo tener un vida plena y feliz, sino que serán capaces de fomentar las buenas amistades. Seguramente se convertirán en personas adultas de éxito y, sobre todo, tendrán un legado que heredar a la siguiente generación.

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Por: Omar Cortés

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